domingo, 2 de noviembre de 2008

Primer "Palpitant" sin Sergio


Empezamos a tener unas edades peligrosas. Es lo que pasa por cumplir años... Desde comienzos de los 80, los Palpitant Burning se reúnen para rendir culto a la Amistad. Con ventitantos, no hay tiempo para hacer planes, hay que vivir rápido. Con treintaytantos el espíritu se sosiega y ya de cuarentones hay que pensar en el colesterol, el sobrepeso y el plan de pensiones... Un célebre miembro de la cuadrilla escribió en 1999 un cuento titulado "Cena Guarra" en el que describía cómo debía ser el funeral de quien abandonase primero este valle de lágrimas, mujeres y kalimotxo. El puñetero aprendiz de escritor se puso a sí mismo como muerto en el entierro y después tocó madera. En el relato aparecían los principales miembros de la cuadrilla. Sólo faltaba Sergio. Un error fatal, dado que el asturianu se acabó convirtiendo en elemento clave de la Anual Cena Guarra. El 12 de Abril de 2008, el corazón de Sergio se paró. El cuentista se equivocó: él no iba a ser el primero en morir...El 25 de Octubre de 2008, la Cena Guarra se transformó en Comida de Homenaje. Los mismos 9 amigos que acompañamos a Sergio en su última Fiesta Palpitant, nos volvimos a reunir en Villasana de Mena (Burgos). A los pies de un magnolio, fuimos derramando los culines de sidra que sobraron de cuatro botellas que nos bebimos a su salud. A Sergio le habrían parecido pocas, pero como él no pudo beber... Bebimos todos por él. Brindamos en su memoria, por su generosidad y amistad. El programa se cumplió a rajatabla: Manu llegó una hora más tarde tal y como estaba previsto. Tras la espicha de sidra en el improvisado chigre de los Cámara comimos en el Hostal Cadagua. Como era el día de la frustrada Consulta Soberanista de Ibarretxe no perdimos la ocasión de montar nuestro particular referendum: ¿Lechazo o chuletón de kilo y medio? La profesionalidad de las camareras nos hizo sonreir y dejar propina al pagar la cuenta. Sergio se lo pasó genial en la primera Cena Guarra a la que asistió su alma sin su cuerpo. Con su muerte, nuestro asturiano se quitó un gran peso de encima, pero a sus amigos nos dejó huérfanos. Era el más viejo de la cuadrilla, pero en cualquier chufla lograba transformarse en un niño juguetón. Se le echó de menos, sobre todo en la despedida. Nos separamos a la misma hora en que antes nos juntábamos, al caer la noche.

!Vuelve, Sergio! La Oscuridad nos empieza a dar miedo.

jueves, 9 de octubre de 2008

ANA AÑORA A SERGIO EN SU CUMPLEAÑOS


Hola, Sergio. Hoy día 9 de octubre tú hubieras cumplido 53 años y estarías pensando que te quedaba menos para prejubilarte y poder realizar así tu mayor ilusión: ir a vivir a Canarias. He colocado fotos tuyas de distintos viajes a las Islas Afortunadas al lado de mi ordenador. Ahí te veo todos los dias y tú me saludas con cara de felicidad. En esas imágenes se te ve tranquilo y relajado. ¿Te acuerdas de la foto en el barco cuando te confundieron con el capitán? En todos los muchos viajes que hicimos a Canarias se dirigía a tí la gente en alemán y cuando les contestabas que eras español se te quedaban mirando... No entendían que tus ojos y tu aspecto fueran españoles. Te encantaba sacarles de su error. Tu isla preferida era La Palma, "La Isla bonita", donde el cielo por las noches tiene un azul guapísimo. En 3 ocasiones estuvimos allí. Siempre en el mismo sitio, Puerto Naos, y en el mismo hotel: el Meliá. Dejamos nuestra huella en aquel lugar: los libros que leimos los depositamos en la biblioteca del hotel. Por las noches nos gustaba sentarnos en una terraza para tomar unos cubatas de ron canario y contemplar un cielo plagado de estrellas y de un color azul especial, precioso... Sergio, volveré a La Palma, me tomaré un cubata de ron, miraré el cielo azul y ……....….

jueves, 2 de octubre de 2008

UN RECUERDO "PALPITANT"


Antes de que Jose me llamara para decírmelo, recuerdo que siempre que me acordaba de Sergio se me dibujaba una sonrisa. Invariablemente, su evocación la relacionaba indisolublemente con su bonhomía y los muy buenos momentos de diversión y amistad compartidos con él.

Ahora el recuerdo ya no es tan agradable al principio. Es imposible no sentir dolor cuando sabes que no vas a poder volver a disfrutar de la compañía de un amigo tan especial. Pero, afortunadamente, siempre acaban por consolidarse en el recuerdo aquellas imágenes que perfilan la personalidad de un ser que ha pasado por nuestras vidas haciendo que éstas sean mejores.

Sé que no tengo una visión completa del cuadro y que juego con ventaja. No conocí al Sergio esposo, ni al Sergio padre, ni al Sergio compañero de trabajo, ni a muchas de las versiones de Sergio que ha habido.
Puedo imaginarme que en esos otros ambientes cotidianos, alguna vez Sergio sería injusto, egoísta o interesado. Todos lo somos.

Sólo puedo hablar de cómo era siendo un Palpitant (www.palpitant.blogspot.com), esa extraña, inconexa, entrañable (y, contra toda lógica, duradera) reunión de amigos (reconozcámoslo, un poco infantiles) cuyo único propósito reconocido es pasárnoslo bien durante unas horas, en base a sumergirnos en un microcosmos ensoñador altamente sospechoso (¿como interpretar si no esa obsesión por recordar siempre el chiste torero de Juan o el día que Miguel Ángel desplazó “a huevo” un coche?).

Cuando estaba con nosotros, el adjetivo que mejor le cuadraba a Sergio era el de “generoso”.

Y no me refiero únicamente a lo más obvio: era imposible evitar (incluso para uno de Portugalete) que pagara siempre la primera ronda; y muy difícil, evitar que pagara las siguientes.

Me refiero también a otros sorbos de generosidad.
Por ejemplo, siendo, como era, una persona con un gran ingenio y sentido del humor, era tan generoso que, se echaba a un lado voluntariamente, y dejaba libre el escenario para que los (presuntamente) ingeniosos oficiales tuviéramos nuestros cinco minutos de aplausos.

No sólo eso, Sergio era generoso celebrando cada ocurrencia ajena. Te hacía sentir que eras el colmo de ingenio y de la ocurrencia, y todo ello destilando sinceridad; de manera natural, y sin imposturas.

Sergio era generoso celebrando la amistad. Haciéndote sentir expresamente lo que disfrutaba en nuestra compañía. Siempre atento a ver si necesitabas algo o si podía apoyar en algo. Siempre ofreciéndose para ayudar fuera cual fuera el problema que se planteara.

Resulta curioso que siendo un palpitant sobrevenido (buena parte de los recuerdos comunes del pasado no le tenían como protagonista), casi hubiera adquirido la categoría de icono del grupo.

Y es que todos nos sentíamos más arropados con él; a la manera de un hermano mayor sobreprotector, y no sólo por su físico bello e imponente (trasgresión: hubiera arrasado en el ambiente “oso” de Chueca ).
Reconozco que hasta que no le veía y me fundía en un abrazo con él, no cobraba completa constancia de que los Palpitant se reunían de nuevo; de que empezaba el espectáculo.

Sergio era, además, generoso ante la crítica. Defendía sus ideas sin imposiciones y en tono amable y paciente escuchaba cualquier opinión aunque algunas fueran tan peregrinas y provocadoras como las emitidas por gente como yo.

Era generoso, igualmente, siendo amable y paciente depositario de esas confidencias (algunas casi inconfesables) habituales que, alentadas por el peso del discurrir del día (y del alcohol), se van sedimentando a media tarde de cada reunión Palpitant, abriéndose paso entre toneladas de sentimentalismo (y, que coño, de auténtica grandeza de corazón).

Fue generoso, incluso, siendo un eslabón fundamental (Jose, por medio) a la hora de reconducir el camino equivocado (“moríamos de éxito”) que habían tomado nuestra reuniones: de una primaria celebración de la amistad más simple habíamos pasado (ningún culpable, que quede claro) a macroeventos regidos por gente que no era capaz de evocar ningún verano en Villasana.

En fin, era generoso siempre, para todo y para todos.
Quiero que se me crea cuando digo que no he conocido nadie así de noble.

Hace mucho que le adelanté a Jose que quería escribir unas breves líneas sobre nuestro amigo. La verdad es que pensé que me resultaría más fácil cumplir la promesa.
Con independencia de mejores o peores habilidades literarias, cuando en diversas ocasiones me he puesto a la tarea de ordenar sentimientos siempre he acabado abandonando porque me daba cuenta de que no iba a acercarme siquiera a ser capaz de trasladar al papel algunas de las emociones que Sergio dejó en mí (en nosotros).

Obviamente, se que ahora tampoco lo he logrado, pero, al conocer que los Palpitant vamos a volver a reunirnos en un par de semanas, he querido que las personas más cercanas a él (pienso, sobretodo, en Ana y Virginia - de las que Sergio siempre presumía) cuenten también con una voz que recoja (al menos, en parte) nuestro emocionado recuerdo y nuestro incondicional cariño hacia él.

Dentro de unos días vamos a brindar en Villasana por Sergio y su memoria.
Ya adelanto cuales serán mis palabras: “Gracias, Sergio, por habernos elegido como amigos”.


Alberto
(Portugalete, 02-10-08)


P.D.: Después de releer el texto creo que a Sergio no le habría gustado del todo; que le habría parecido demasiado formal y que echaría a faltar algo del espíritu “palpitant”. No sé.
Quizá si cambiamos el titular…
“Ni ruso ni maricón: ¡¡¡Sergei forever¡¡¡”. ¿Qué tal esto, Sergio?.

miércoles, 6 de agosto de 2008

DESDE CANTABRIA, ARTURO GONZÁLEZ MOTA


El pasado día 12 de abril falleció en Avilés un compañero entrañable, Sergio
González Rendueles. En él he tenido siempre un referente de ayuda, colaboración y apoyo incondicional, pero me consta que todos los que llamaron a su puerta y le tendieron la mano, encontraron siempre la de Sergio al otro lado.
Sergio, militante ugetista desde hace más de treinta años, era natural de Gijón, se incorporó al mundo laboral en Madrid, en el Banco Popular Español. Con esta empresa llegó trasladado a Aviles, donde residía en la actualidad. Ocupó cargos en la Federación desde su llegada, primero en FEBASO y después en FeS. Era miembro de la ejecutiva estatal de la sección sindical del Banco Popular Español y desde todas sus responsabilidades siempre fue generoso e hizo llegar su fuerza, su impulso, su conocimiento e influencia mucho más lejos de Asturias, allí donde un compañero le necesitaba y él podía ayudar. Quizás esa fuese la palabra que mejor le definiese, ayudar. No podía Sergio permanecer en silencio si sabía que en algún lugar se le necesitaba, allí siempre estaba su aliento, su mano tendida.
Quiero poner nombre a una de las ayudas a las que me refería. Fue hace unos ocho
años, yo me encontraba en Asturias preparando las elecciones sindicales de mi empresa, allí la FeS se volcó ayudándonos y Sergio fue el más especial y entregado colaborador, allanando dificultades y acompañando siempre sus gestiones y visitas de cuantos medios fuesen precisos
en cada ocasión. Cuando celebramos las elecciones, obteniendo representación por primera vez en Asturias, Sergio ya estaba preocupado para ver como me podía ayudar en la siguiente candidatura que tenía que conseguir, Galicia. Él sabía de nuestra debilidad en esa región, pero
además del desconocimiento de la zona, estaba la escasez de medios con los que contábamos, y allí estuvo su mano, la que nos acercó a los compañeros de la Federación en Galicia, la que puso a nuestra disposición los medios humanos de su propia sección sindical en la zona, sin la cual hubiese sido imposible que coronásemos con éxito nuestra acción sindical, llegando incluso Sergio a acompañarme a Galicia y visitar conmigo a los candidatos. Es frecuente para los que estamos en organizaciones sindicales, políticas y sociales encontrarnos con personas de una calidad humana y solidaria impresionante, pero cuando alguien se vuelca contigo de la forma que lo hizo Sergio, cuando recorrías kilómetros y kilómetros y te encontrabas siempre que la ayuda de Sergio había llegado antes, cuando tenías momentos de flaqueza y Sergio con unos “culines” de sidra y su gran humanidad los desvanecían, cuando sabías que no había mes que Sergio dejara de llamarte para saber de ti, es cuando te das cuenta de que se fue un compañero entrañable para muchos, pero a ti… te dejo un gran amigo.
Tenía solo 52 años y una vida sindical y política plena, por sus servicios, por su lealtad y entrega permanente a la causa de los trabajadores. Ahora nos deja el recuerdo, el ejemplo y el dolor por tan sensible perdida. Estoy seguro Sergio de que, incluso ahora, y por ayudar a los que nos vayamos incorporando en el tiempo, organizarás tú entorno, sindical y políticamente.
Hazme un sitio a tú lado y mientras llega el momento descansa en Paz amigo..

domingo, 20 de julio de 2008

SERGIO Y EL SPORTING.

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Fue en 1982. España seguía estrenando democracia como quien saca zapatos nuevos a misa de domingo. Sergio, su padre Manolo y yo teníamos tres entradas para el fútbol. Jugaba el Sporting en el Molinón y no había nada mejor que hacer en el mundo que ir a ver un partido de los culomoyaos rojiblancos. El encuentro enfrentaba al Atlético de Madrid con aquel glorioso equipo que a punto estuvo de ganarle la Liga al Real Madrid. Fueron años inolvidables para la hinchada sportinguista. Gracias a Quini y a su herencia de recios hombres de fútbol y yogurines, el Gijón se codeaba con los mejores, les tuteaba y les daba un disgusto tras otro.
El partido lo ganamos 3-2. Las gradas del Molinón, llenas a reventar, se venían abajo. Fue un partidazo, oh. Qué bueno que yé este equipu, oh. Vamos a celebrarlo en los chigres de siempre. Sergio y Manolo me enseñaron cómo había que beber sidra para que no te hiciese daño. Decían que uno debía de comer para evitar los efectos secundarios del jugo de manzana fermentada. Yo no hice caso y pagué las consecuencias. Una década estuve sin probar ese néctar sagrado de las Tierras de Don Pelayo.
Pero en aquel partido había algo especial. José Luis Garci había escogido el choque para rodar escenas destinadas a la película que estaba haciendo. Se iba a llamar “Volver a Empezar”. Contaba la historia de un exiliado, Antonio Ferrándis, que volvía a España a rehacer su vida. Creo recordar que también trabajaba Encarna Paso y no faltaban dos secundarios de lujo: el injustamente olvidado José Bódalo y el gruñón de Agustín González. La película no debió salirle muy mal a Garci. Le acabaron dando en Hollywood el Óscar a la mejor película extranjera. El primer éxito importante a nivel internacional del cine español. 1982. Año de Mundial. Naranjito y Maradona en España. No recuerdo cuál de los dos rodaba mejor. Yo estaba allí. Gracias, Sergio. Me he pasado 26 años diciéndole a quien me quiera escuchar que yo gané un Óscar. Fui uno de los 40.000 figurantes de aquella escena.
(Gracias muy especiales a Alberto García Ochoa, de Portugalete, quien ha encontrado la foto que documenta esta entrada. Estos son los datos de esa instantánea histórica: "Gijón, 17 de abril de 1983. Redondo, Rivero, Maceda, Joaquín, Mesa, Jiménez (de pie) yAbel, Cundi, Ferrero, el cineasta José Luis Garci, Eloy y Esteban posan junto con la estatuilla del Óscar de Hollywood. Foto: Fundación Real Sporting de Gijón")

lunes, 12 de mayo de 2008

UN MENSAJE DE CARIÑO EN HONOR A SERGIO


------------------------------------------------------------Hace unos días, al atender el teléfono, la voz del otro lado de la línea me informaba que uno de mis mejores amigos y compañeros de jornadas sindicales en FEBASO había fallecido repentinamente. Recuerdo al colgar el teléfono andar despacio, lentamente, hacia mi refugio particular... Las imágenes de los momentos compartidos en nuestra juventud sindical llegaron casi instantáneamente a mi mente: UGT, les botellines de sidra... las charlas hasta las tantas... las confidencias sindicales... los problemas laborales compartidos... las parrandas... la complicidad en momentos dificiles... las sonrisas... Qué fáciles surgían en aquella época en compañía de Sergio... También recordé mi marcha de FEBASO, un nuevo horizonte que nacía ... Lágrimas y despedidas... y principalmente las promesas de nuevos encuentros... promesas de que nunca nos olvidaríamos... y realmente así fue... aunque no hubiese comunicación directa, nunca te olvidas de los Grandes Amigos, sobre todo grandes por su humanidad. Pero, a pesar de los esfuerzos por cumplir esas promesas, no encontramos el momento para coger el teléfono, no encontré el momento para decirle lo importante que era para mí contar con su amistad... Al final, estamos siempre tan ocupados... siempre sin Tiempo... Tal vez si nos diesemos cuenta de que precisamente el tiempo es aquello que el ser humano no puede producir, también nos daríamos cuenta que no lo podemos dejar escapar... que no dedicamos nuestro tiempo -en nuestra vida- a todo lo que en realidad 'queremos' de verdad. De aquí la importancia de demostrar a las personas importantes en nuestro corazón lo mucho que significan para nosotros antes de que 'se vayan' de nuestro lado, porque el mañana puede 'no llegar'... Algunas veces encuentras en la vida una amistad especial, es alguien que cambia tu vida, que te hace reir sin cesar, que te hace creer que en el mundo existen realmente personas buenas, que hay una puerta lista para que tú la abras: esa es una Amistad Eterna como la de Sergio. Cuando estás triste y el mundo parece oscuro, esa amistad eterna te levanta el ánimo y hace que ese mundo parezca brillante y pleno. Si pierdes el camino, tu amistad eterna te guía y alegra, te dice que todo va a salir bien... y así encontramos una amistad para toda la vida, ya que una amistad eterna no tiene fin. Pues no importa la cantidad de tiempo que pasamos con cada amigo, sino la calidad del tiempo que vivimos con esa persona. Cinco minutos vividos con intensidad pueden significar más que un día entero. Lo importante es saber aprovechar al máximo cada minuto vivido a su lado, para tener después en nuestros recuerdos horas para 'repasar' y 'revivir' esos instantes con estos amigos aunque no estén presentes. D. Cobain dijo: 'El auténtico amigo es el que lo sabe todo de ti y sigue siendo tu amigo'. A veces nos preocupamos tanto de cómo decir las cosas que nos olvidamos que lo más importante es la comunicación a través del sentimiento. Un simple gesto, un abrazo, un guiño..., (y de estos gestos Sergio estaba 'lleno') pueden siginificar más que regalos o disculpas vacías. Es preciso dejar hablar a nuestro corazón y que los demás lo 'escuchen', y en esto Sergio era un 'maestro'. Las personas tal vez no entendamos el siginificado de algunas palabras, pero sabemos 'registrar' un gesto de complicidad, de ternura, de amistad... Como los sabía transmitir Sergio...Un proverbio árabe dice: 'Quien no comprende una mirada, tampoco comprenderá una larga explicación', y a Sergio sólo había que mirarle a los ojos para comprender que detrás siempre encontrarías a un Gran Amigo. En fin, que me alegro de haber contado en mi vida con un amigo y 'compañero de batallas sindicales' como Sergio. Que siempre tendrá un 'pedacito' de mi corazón y en mi recuerdo donde se encuentre.Hasta siempre Sergio.Adjunto remito una foto en la que formamos parte de la ejecutiva de FEBASO como compañeros. Por orden de derecha a izda. en la 1ª mesa: Sergio, Inés, Jose Luis, Mª Jesus, Plácido y Oscar. 2ª mesa: ¿M. Espinel?, Hinojal y Chusma.

Mª Jesús Cuende González

jueves, 8 de mayo de 2008

LAS ÚLTIMAS FOTOS DE SERGIO


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Fue el día 11 de Abril unas horas antes de su marcha. Ese día por la mañana Sergio se había desplazado desde Avilés a Gijón para viajar con Manso y conmigo a Pandorado (León), donde el compañero Paco Bermejo nos había invitado a comer para celebrar su prejubilación.
Durante el viaje hablamos de todo, pero en especial de la prejubilación. Sergio nos comentaba que posiblemente dentro de dos años podría prejubilarse, y por fin realizar el sueño de vida que no era otro que el de ir a Canarias.

La foto de abajo se tomó durante la comida de ese día. La que encabeza este escrito es su última foto, tomada cuando salíamos del Restaurante. Como siempre, él estaba contento y rodeado de amigos y compañeros.

No quiero ser repetitivo ni reiterativo, pienso que los que me han precedido en este blog han acertado plenamente en sus adjetivos calificativos sobre Sergio, yo solo puedo decir que para mí fue un COMPAÑERO y un AMIGO, una persona GENEROSA y BUENA.

Sergio: Allá donde estés, siempre tendré un recuerdo imborrable de ti, nunca podré olvidar las muchas y buenas horas que pasé contigo, nuestras conversaciones políticas, sindicales, personales, los muchos viajes que realizamos juntos (Galicia, Madrid, Congresos, Comités…), las tardes de partidas de tute en el Tarna o en Rubiera con Manolo (tu padre) y Andrés, y !cómo no! las “noches” que me diste con tus ronquidos.

Hasta siempre COMPAÑERO, hasta siempre AMIGO, hasta siempre SERGIO.


Cecilio Areces


martes, 6 de mayo de 2008

!SALUD Y REPÚBLICA!


Y nos dieron las diez y las once, las doce, la una, las dos y las tres, las cuatro, cinco, seis, siete, … y juntos al amanecer tomábamos las penúltimas, y era habitual que nos dieran las tantas en los tres o cuatro bares de Avilés que intentan hacernos la vida más llevadera. Alguna vez nos acompañaba Ana y otros amigos.. Y siempre a lo grande, tú siempre a lo grande, mi gran amigo. Grande en lo humano, compañero, luchador, y sobre todo, gran persona. Tu mayor grandeza: tu familia. Ana tu compañera, Virginia tu hija, y tu padre, Manolo, un paisano que con casi noventa años está como un chaval.
Se pasaba en su entrega y sacrificio, en una ocasión se autoinculpó después de haberme detenido la policía por hacer una contundente acción sindical a la puerta de un banco. “No fue él” decía, “fui yo, quién lo va negar, mira (le decía a la policía), nos parecemos, los dos gordos, con bigote…os confundisteis, fui yo”. Así era Sergio.
Nos dejas un gran vacío, y a la vez el mejor y mayor de los recuerdos que perdurará siempre.

¡SALUD Y REPÚBLICA! ÉSTE ERA TU SALUDO EN EL ENCUENTRO Y LA DESPEDIDA.

¡SALUD Y REPÚBLICA! HERMANO, AMIGO, COMPAÑERO, SERGIO.

Alberto Cubilla Fernández, “CUBI”

domingo, 27 de abril de 2008

SERGIO, SEGÚN ANA

Conocí a Sergio en Madrid el 1 de Agosto de 1976. Por esas casualidades de la vida, tengo una foto de ese día: alto, delgado, guapo y con esos preciosos ojos azules… Pero lo más atractivo de él era su personalidad, su forma de ser: inteligente, divertido, tierno, cumplidor, detallista, genial, espléndido… “ARROLLADOR”.

Hasta 1979 no vinimos a Asturias. Aquellos años de la transición en Madrid fueron divinos. Ya entonces le tenían castigado en el trabajo y no le concedían el traslado a Asturias por sus reivindicaciones sindicales.

Ya aquí en Avilés se afilió a UGT. A lo largo de estos años de vida en común y trabajo sindical, me fue muy duro compartirlo con vosotros, amigos y compañeros. Sobre todo al principio. Con el paso de los años, entendí que era así y que no iba a cambiar. Alguna vez llegué a pensar que su hija y yo quedábamos en segundo lugar, pero sé que no era así, nos tenía ahí. Siempre que había algún compañero o amigo que le necesitaba, ¡allí estaba Sergio! Yo le solía decir que no sabía pronunciar la palabra NO, pero él siempre encontraba tiempo para compartirlo con vosotros o con alguien con quien se encontrara. Yo le decía que se enrollaba solo. ¿Sabéis lo que solía hacer para no enredarse por ahí? Cuando volvía de Oviedo, de la Federación, en la parada del autobús cogía un taxi para venir a casa directo. Os estoy hablando de 400 metros, sabía que si se encontraba con alguien, ¡ya estaba liada!

Hace dos meses fue mi cumpleaños. Nunca se le olvidó ninguno, aunque muchos años no lo compartió conmigo porque le coincidía con la reunión de la sección sindical en Madrid. Siempre tenía un regalo para mi. Este último cumpleaños me preparó una rica comida y me regaló una orquídea con un muñeco que era un diablillo rojo. Me dijo que el diablillo era él, estoy convencida que le gustó más regalarme el diablillo que la orquídea.

Son tantos los recuerdos que se agolpan en mi mente… Tengo miedo de perderlos y los estoy escribiendo para revivirlos.

Tenía tantas ganas de vivir… Decía que iba a llegar a los 150 años. Quería prejubilarse, marchar para Canarias, coger una barca y pescar con una caña sin anzuelo. También tenía pendiente, desde hacía 30 años, escribir un libro. Siempre decía que lo haría cuando se jubilara.

He tenido la suerte de ser su mujer, aunque últimamente no le abarcaba… Ha hecho que sus amigos sean mis amigos, anhelo vuestras vivencias con él y que yo me perdí. ¿Sabéis qué es lo mejor que me ha dado Sergio? Nuestra hija. No quiero llorar, quiero recordar y aunque hasta ahora he escrito para mí, ahora escribo para vosotros.



jueves, 24 de abril de 2008

MIS ÚLTIMAS HORAS CON SERGIO




Cuando alguien nos falta, cuando nos damos cuenta de que lo hemos perdido, nos suele invadir una profunda tristeza que procuramos compensar con su recuerdo, con la rememoración de nuestras vivencias compartidas. Cuando además nos sentimos en deuda con él, cuando sabemos lo gran persona que era, el dolor se hace aún más insoportable y la indignación ante una vida prematuramente truncada nos invade.

Todos esos sentimientos viven conmigo desde el día que su buen amigo y compañero Agustín me dio la noticia de su pérdida y sólo he podido soportarlos al saber que el bueno de Sergio vivió, hasta el último día (casi hasta el último minuto), como él decidió hacerlo, apurando la vida de un solo sorbo.

También me consuela saber que fui uno de los pocos privilegiados que compartió con él una buena parte de sus últimas horas. Nos encontramos la víspera de su marcha en una reunión de las que a él más le gustaban, para despedir de su vida laboral como se merecía a un amigo y compañero de ambos que recientemente se había prejubilado.

Estuvimos en un precioso pueblo de León, compartiendo mesa y mantel con viejos amigos militantes del Sindicato, contando anécdotas (tenía miles), y degustando manjares abundantes y bien regados.

Nos hizo participes de su “envidia sana” al amigo Bermejo por su suerte de poder “licenciarse” del curro con un buen acuerdo, y también nos confió sus esperanzas de que su empresa le ofreciera, más pronto que tarde, una salida a él, ya que enamorado como estaba de las Islas afortunadas, pretendía en el futuro poder establecerse allí durante algunos meses del año, quien sabe si acompañado por algún amigo con las mismas miras -como yo mismo- o como Carlitos Barrientos, que fue quien nos metió a los dos esa misma idea en la cabeza.

Antes del final de la comida, y posteriormente en la sobremesa, se postuló como organizador de próximos y lúdicos encuentros, “retando” a los compañeros presentes del Bierzo y de Ponferrada a que se movilizaran para que, de una vez, se pudiera degustar un Botillo que al parecer le tenían prometido.

Tuvo tiempo, además, de preocuparse “de corazón” por de la salud de todos, y de recomendarme encarecidamente que me cuidara porque me veía muy desmejorado, que no siguiera perdiendo kilos porque empezaba a parecer anoréxico, y por si no le hacia caso, le recomendó a mi mujer que me atara en corto y que me hiciera ir inmediatamente al médico.

Esa era una de las señas de identidad de mi amigo Sergio, mucho más preocupado por los demás que por sí mismo. Siempre recomendando lo que sabía que era bueno, pero de lo que personalmente renegaba, porque los médicos “solo sirven para prohibirte todo lo que causa placer en la vida” y recetarte fármacos con efectos secundarios peores a lo que pretendidamente curan.

Cuando me despedí de él (en torno a las seis y pico de la tarde) nos dimos un abrazo, sin que yo pudiera intuir siquiera que era el último que le iba a poder dar. Me costó abarcarle a pesar de mi talla. Él, como siempre, me apretó sin miramientos y me dijo muy serio: Amigo, como sigas menguando, la próxima vez que nos veamos voy a tener miedo a “rompete”.

Así fue mi último día con Sergio, con una de las mejor persona a la haya conocido jamás.

En tu recuerdo, de uno de tus habituales discrepantes sindicales y políticos. De Óscar Fernández Díaz. Hasta siempre amigo, hasta siempre.

lunes, 21 de abril de 2008

SIETE DÍAS SIN SERGIO




A las 11 horas y 2 minutos del sábado 12 de Abril de 2008, mi hermana me llamó por teléfono para contarme la mala nueva. "Se ha muerto… Sergio". Esos puntos suspensivos, Ana, los rellenaste con un par de segundos. Tú los empleaste para tomar aliento. Yo para imaginar a quién le podía haber tocado la macabra rifa de la Muerte. Con mayúsculas, sí. Ella siempre llega con mayúsculas. Las mayúsculas de la Malvada Majestad de la Nada. Hoy se cumplen siete días sin Sergio. Para mí no son nada. Casi seguro que en esta pasada semana ni siquiera nos habríamos telefoneado. Casi nunca lo hacíamos. A Sergio no le gustaba hablar por hablar a través de ese aparato diabólico. El móvil le servía para concertar citas de trabajo, organizar encuentros de amigos, afinar estrategias sindicales o políticas… Ni me acuerdo de la última vez que hablamos por teléfono, aunque bien que recuerdo algunas de las veces que me llamó buscando a un hermano con el que desahogarse de esas penas negras que a uno, a veces, se le agarran a la garganta como una corbata que no te deja respirar.
Sí que recuerdo perfectamente la última vez que estuvimos juntos. En mi Agenda de 2007 queda el rastro de la cita.
"Viernes, 16 de Noviembre de 2007. 16:22. RENFE. Llega Sergio."
"Domingo, 18 de Noviembre de 2007. 18:30 Sergio. BUS. Vitoria-Madrid.
Aquel fin de semana de Otoño, le recibí en mi ciudad para asistir a la reunión anual de la cuadrilla de Villasana de Mena. Sergio era asiduo de los Congresos Interfederales de los Palpitant Burning Amigotes. Era el más viejo de todos. Nos sacaba 3 o 4 años. También el más grande: entre 20 y 50 kilos de diferencia. El sábado, 17 de Noviembre teníamos cita para comer en nuestro restaurante de siempre: "El Refugio". Han pasado 5 meses. No recuerdo lo que comió ni lo que bebió, pero seguro que mucho de todo. Alberto, Toño, Manu, Juan, Ignacio, Miguel Ángel, Jose, mi hermano Óscar y yo disfrutamos de su compañía en su última Cena Palpitant. Las dos fotos son de aquel día. En una de ellas, Sergio brindaba conmigo, mientras le hacía una foto. La última foto que le saqué. Brindaba por la amistad y por esos pequeños ratos que convierten la vida en un divertido tobogán. Quienes le conociesen a Sergio no se creerán mi proeza de aquel día: al caer la noche, decidí suspender la juerga y me lo llevé a Vitoria. Cortarle la fiesta solía ser misión imposible. "69" siempre tenía ganas de alargar la noche. Entre su gente de Asturias se le conocía como el "69 porque se acostaba a las 6 y se levantaba a las 9".
He intentado recordar anécdotas y conversaciones de aquel fin de semana. Hablamos de nuestros respectivos sindicatos, pero mi experiencia sindical comparada con la suya es como el historial de triunfos en la Liga del Sporting de Gijón comparado con el del Real Madrid. (Perdón, Sergio, sé que no puedes replicarme). Sentado en el asiento del copiloto, me contó una batallita que yo no sabía. Su experiencia con Pepe el del Popular. Seguro que algún "bloguero" es capaz de reproducirla mejor que yo. Espero que pronto alguien se anime a contarla aquí (mándame la historia a ideasanonimas@gmail.com y yo la reproduzco fielmente). Era el típico suceso que hablaba bien a las claras de su forma de ser, de su capacidad para poner su corazón, su corpachón y su privilegiado cerebro al servicio de los trabajadores de su sindicato, de la ley y de la Justicia Social, sea esto lo que sea.
En el congelador de mi casa aún queda parte de la última de sus obras; una exquisita fabada cocinada con todo el cariño que el gordito podía poner en las cosas, que era mucho. Se trajo de Asturias las mejores fabes que encontró y el correspondiente compangu. Desde el viernes por la noche, Sergio se dedicó a cocinarlas con esmero. Se cocieron el sábado a fuego lento horas y horas, primero bajo su atenta supervisión y después bajo la de mi querida Eva. El domingo por la mañana, Sergio se dedicó a ellas con mimo y a mediodía mi familia, mi hermano Óscar y su hija Alba pudimos deleitarnos con ese manjar de Dioses. Repetimos y nos chupamos los dedos, lo que le hizo sentirse el hombre más feliz del mundo. Sobraron fabes, así que mi Eva las congeló. Ahí siguen. Se nos habían olvidado en el arcón de casa. Las reservamos para una ocasión muy especial. Quedáis todos invitados.

sábado, 19 de abril de 2008

Mª Ángeles: "DISTE MÁS QUE RECIBISTE"



Hola, videntes de mi escrito:
Es muy sencillo lo que quiero decir, sólo una cosa: Sergio era mi AMIGO.
Tengo tantos recuerdos, que me duele el alma. ¿Qué era Sergio Manuel para mí? Era un amigo, un compañero, un hermano. Era una especie en extinción, un idealista, una persona auténtica, una persona tranquila. Podías recurrir a él en busca de una palabra de consuelo o simplemente para que te escuchara con esa sensación de que no te iba a juzgar , solamente a escuchar y a comprender. Ese gran corazón que le falló al final.
Yo simplemente, le quería.
Sé que ha ayudado a muchas personas en su "corta" vida, pero puede estar seguro allá donde esté que no le vamos a olvidar.
Sergio, te recordaremos siempre como lo que eras: un gran hombre (en todos los sentidos). Una persona que nos hará recordar lo que tendríamos que ser los demás, altruistas para con los que nos rodean y pensando siempre que el interés por uno mismo es lo último en este mundo egoísta y materialista.
Mi cariño, mi amistad de 34 años me ha parecido un suspiro. Siempre has dado más de lo que has recibido.
Para tí todo mi amor.
Mª Angeles.


martes, 15 de abril de 2008

EL CHIGRE DE SERGIO...


..........................................................................................................................................................................................................................................................................................La muerte es inapelable... No hay recurso que valga. Su sentencia no se discute. No hay Tribunal Supremo al que acudir. El corazón se para, el cerebro duerme y ya no hay más que hablar. Punto pelota. Sergio se fue y nos dejó viudos, huérfanos, tristes y ojerosos. Sólo hay una forma de vencer a la Parca. Es un método revolucionario, sencillo y eficaz: se llama MEMORIA. No muere quien es recordado. El territorio de las ideas es un fértil campo de cultivo para resucitar a quien nos ha dejado solos en este Valle de Lágrimas, Vino y Rosas.
Hay gente que vive 7 vidas embutidas en el mismo tiempo en que otros vivimos sólo una. Sergio Manuel González Rendueles fue una de esas personas. Lo quería todo y lo quería ya. Era un glotón de experiencias. ¿Para qué esperar a que te visiten las oportunidades de ser feliz si tú puedes ir a por ellas? Sergio vivió 52 años, 6 meses y 3 días. Entre el 9 de Octubre de 1955 y el 12 de Abril de 2008 tuvo tiempo para gozar de una existencia repleta de grandes emociones, aderezada con unos cuantos condimentos esenciales que son la Sal de la Vida: una familia, muchísimos amigos y tantos compañeros de militancia cuyos problemas hacía suyos y por los que fue capaz de recorrer decenas de miles de kilómetros a lo largo de su vida.
Cuando alguien se va, tenemos una tendencia a recordar anécdotas, momentos, retazos de nuestra vida en común. ¿Por qué no rescatar aquellos instantes en los que Sergio fue el protagonista? ¿Quieres contribuir con tus recuerdos a dar contenido a este blog?
Si deseas escribir algo, lo que sea, mándame el texto y las fotos a ideasanonimas@gmail.com. Yo reproduciré tus documentos en este blog, tu blog, "El Blog de Sergio".

Y estu ¿qué yé? Un cosu curiosu. El Chigre de Sergio.