martes, 12 de abril de 2011

!HABLA CON ELLA, SERGIO!



Hoy hace 3 años que tú, Sergio, no estás con nosotros. En esta ocasión, aparte de seguir manteniendo tu recuerdo, quiero dedicarle estas palabras a nuestra hija, Virginia.

El último día que estuviste con nosotros y que llamaste a tantos amigos para reunirte con ellos, venías de León. Te habías reunido a comer con tus compañeros y también llamaste a Virginia. Aunque ella tenía otros planes, los cambió para ir a verte, (si no los llega a cambiar se habría arrepentido toda la vida).

Tu hija te ha querido mucho y cuando faltaste le costaba hablar de ti… Le hacía daño… Y yo era todo lo contrario: necesitaba hablar y hablar todo el día de ti. Para Virginia mi parloteo le resultaba muy doloroso. Es más, tardó más de 2 años en atreverse a leer este blog. Un día ella sola y en su casa lo abrió, lo leyó y lloró, lloró lo que no había llorado cuando te fuiste.Vuelvo a este último día, Sergio, cuando estuviste con Virginia y le echaste uno de tus discursos. En aquellos tiempos era siempre por lo mismo: trabajo y novio. Ella aguantaba tus palabras como había hecho tantas otras veces, la querías tanto que te dolía. Aquel día ella se fue disgustada, lo sé por qué me llamaste enseguida para decírmelo. Me pediste que yo la llamara para ver si estaba bien (no era la primera vez que me decías que la telefoneara después de que tú habías hablado con ella). La llamé, me dijo que estaba bien, aunque los dos sabemos que se encontraba dolida.Por eso, cuando al día siguiente la llamamos al trabajo para que viniera a casa, le dijimos que te habías caído. Sin embargo, ya vino pensando que había pasado algo. Cuando Virginia llegó a casa, yo la estaba esperando sentada a la puerta con mi pierna escayolada. Ya había llegado el Samur y habían dicho que no se podía hacer nada. Cuando entró en casa preguntó si habías muerto. Lo que le pasó por su mente en aquellos momentos sólo Virginia lo sabe, pero me imagino que se cruzaron por su cabeza cantidad de sentimientos contradictorios: rabia de que el último día que estuvo contigo la bronquearas y al mismo tiempo tranquilidad de poder haberos encontrado en tu último día y haber aceptado tu invitación de veros.Por eso quiero ahora Sergio que le des toda tu fuerza a Virginia para que siga adelante con su vida y que tengas la dicha de que has dejado en este mundo una gran persona que es tu hija Virginia y que se parece muchísimo a ti en ser buena gente y en tender siempre la mano a todo aquel que lo necesita, una persona íntegra.

Así que manos a la obra Sergio: habla con ella.